(Texto del Dr. Hamer, en “El legado del la Nueva Mediicina”. Volumen 1. capítulo 8.2.10)

El paciente epiléptico siempre sufre su crisis en la fase PCL (vagotonía), por ejemplo, por la noche, después de una pesadilla terrible. Cada epiléptico tiene su propia pesadilla. En los epilépticos, resulta incierto el límite entre las recaídas crónicas recurrentes y un verdadero conflicto en suspensión, porque siempre hay una solución, pero a pesar de eso el conflicto no se elimina definitivamente.

El caso de Papá Noel es muy ilustrativo: En cada ocasión, el paciente llegó a una pequeña solución: Papá Noel desapareció de nuevo, hasta que finalmente, siguiendo mi consejo, llegó a la gran solución, la definitiva, por así decirlo, y venció a Papá Noel. No todas las soluciones son iguales…

Un hombre joven zurdo de 26 años de Marsella, que había visitado junto con su doctora, sufría epilepsia desde los 17 años. Para mí fue un gran caso de investigación criminal. Mientras intentaba descubrir qué podría haberlo asustado tanto a los 17 años, no daba ninguna respuesta totalmente sincera. Afirmaba que solo que tenía un ataque epiléptico cada noche.

  • Pregunta: ¿Quién ha visto la crisis por primera vez?
  • Respuesta: Mi novia.
  • Pregunta: ¿La primera noche?
  • Respuesta: Si, justo la primera noche y desde entonces a menudo.
  • Pregunta: (la novia estaba presente). ¿Y desde cuánto tiempo sois novios?
  • Respuesta: Desde hace 10 años.
  • Pregunta: Entonces, ¿es posible que usted ya antes tuviese un ataque epiléptico cada noche?
  • Respuesta: Quizás si.
  • Pregunta: ¿Se ha despertado alguna vez durante un ataque?
  • Respuesta: Si, pero sólo cuando duermo con mi novia y me golpea varias veces.
  • Pregunta: ¿Consigue recordar lo que estaba soñando cuando su novia le despierta?
  • Respuesta: Sí, muy bien, es siempre el mismo sueño de Papá Noel.
  • Pregunta: ¿Tenía variaciones sensoriales antes de la crisis o del sueño?
  • Respuesta: Sí, siempre la misma, sentía un sonido de campanillas.
  • Pregunta: Por la mañana, tras una crisis, ¿nota algo?
  • Respuesta: Sí, el brazo izquierdo siempre está como semiparalizado, entonces sé que he tenido una crisis. Además, casi siempre me hacía pis.
  • Pregunta: ¿Tenía ya los dolores en el brazo izquierdo y alguna vez se hizo pis antes de conocer a su novia?
  • Respuesta: Sí, desde aquella historia de Papá Noel, sufro de enuresis nocturna. Me acuerdo que a menudo ya entonces, cuando había mojado la cama, el brazo izquierdo no funcionaba bien.
  • Pregunta: Cuénteme, ¿qué es esa historia de Papá Noel?
  • Respuesta: Sí, se trata de lo siguiente: cuanto tenía tres o cuatro años había sido, como se dice normalmente, malo, nada especial, cosas de niños pequeños. Era en la época antes de navidad. De repente mi padre gritó: “Escucha”. Todo se calmó y se oyó el sonido de una campanilla, justo como el que oigo cuando me sucede lo que le contaba. En esa ocasión me llevé un gran susto cuando mi padre dijo: “Es Papá Noel, ahora verás”. Un miedo tremendo me invadió. Me angustié fuertemente. Duró 10 minutos, pero para mí fue como una eternidad y pensaba: ahora vendrá y me llevará. Todo mi cuerpo temblaba. Tras diez minutos el ruido desapareció, pero yo estaba como si me hubiese caído un rayo encima. Y siempre estaba soñando lo mismo cuando mi novia me despertaba. Siempre el mismo sueño de Papá Noel.

El paciente que sufre de epilepsia permanente desde hace 23 años, al que habían llenado de barbitúricos sin ningún resultado. Continuaba teniendo los ataques epilépticos. Como bien conseguimos descubrir, gracias a las investigaciones, justo antes de la crisis tenía siempre el mismo sueño de Papá Noel, que venía para llevárselo, igual que había experimentado cuando era un niño de tres años.

Siempre las campanillas de Papá Noel. Siempre se producía una “pequeña solución”, cuando 10 minutos después, que parecían eternos, Papá Noel finalmente se iba de la habitación de al lado. Cuando seguidamente, según mi consejo, representó la escena y dejó para el arrastre a la “contrafigura” de Papá Noel, el espectro desapareció de golpe. No ha vuelto a tener un ataque y no ha vuelto a necesitar medicinas.

En la tomografía se podía reconocer claramente los dos HH buscados: directamente bajo la corteza cerebral en el centro cortical motor y sensorial. (foto 1)

El foco ventral se encuentra en la zona del giro precentral a la derecha, por él, tras cada ataque, se produce la parálisis parcial del brazo izquierdo y (menos) de la musculatura de la cadera izquierda y de la musculatura del muslo. El joven tenía el conflicto de miedo motor de no poder escapar, que en cada sueño se reactivaba y al final tenía una nueva conflictolisis. El Foco de Hamer dorsal inferior se encontraba a la derecha más occipitalmente y significaba que tenía continuamente un conflicto de separación sensorial, porque tenía miedo de que se lo llevara Papá Noel. Estos dos conflictos en suspenso han causado ataques epilépticos de vez en cuando. La solución siempre era pequeña y temporal, duraba hasta la noche siguiente, jamás definitivamente. Este es el signo típico de la denominada epilepsia.

El HH en el tomograma de RM del tronco cerebral se veía claramente aunque con un poco más de dificultad. Probablemente también en este punto hay un viejo conflicto existencial en suspenso y con recaídas en el tronco cerebral (puente), que tiene que ver con el riñón derecho.(foto 2)

Terapia:

La terapia se cuenta pronto y es una lógica derivación del diagnóstico. Le aconsejé que se pusiese de acuerdo con uno de sus amigos por 100.000 liras, para que se dejase pegar. Dijo que no sería difícil convencer a un amigo si la cosa tenía sentido. Se trataba de representar la escena, de tal manera que no supiese cuándo iba a ocurrir. El amigo tenía que ir con una campanilla, como entonces, vestido de Papá Noel y hacer ruido en la sala de al lado. Pero a diferencia de cuando sucedió realmente hace 23 años, ahora tenía que echársele encima y hacerlo polvo. En ese momento se habría librado del espectro

El paciente me dio las gracias y también la doctora estaba llena de curiosidad y le hizo una RM. En este momento se maravilló. ¿Cómo podía saber Hamer que el paciente tenía en la corteza cerebral uno o incluso dos Focos de Hamer?

Por lo tanto dijo al paciente que era posible que el Dr. Hamer tuviese razón también en el resto. Por lo tanto se pasó a los hechos, se redujo la dosis de barbitúricos, se preparó la escena tal cual yo aconsejé, el amigo se dejaría pegar por 100.000 liras y el paciente ya no tendría ningún ataque epiléptico y ya no se meó en la cama, y todo sin medicinas.

Dijo que se sentía “como liberado, no sólo porque ya no tenía crisis, sino porque era como si se hubiese despertado de una pesadilla”.

 

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