Mujer médico no entiende la Germánica y se va por otras alternativas

Este caso de una mujer médico diestra de 45 años, casada y con una hija, es más que trágico.

A mediados del año 2005 le dieron el diagnóstico de “carcinoma de conductos galactóforos” derechos. Pero el caso es particularmente trágico porque la mujer médico no debería haber muerto.

No podía decidir cuál era el conflicto de separación (entre tres posibilidades) que se correspondía con su suceso de úlcera ductal.

  1. Unos meses antes (2005) su padre había fallecido repentinamente. Había querido mucho a su padre, pero a pesar de eso su muerte le pareció algo normal (tenía 80 años).
  2. Ella había tomado todos sus ahorros y se los había prestado a una colega para la creación un consultorio comunitario alternativo, donde también trabajaba por horas aparte de su actividad clínica normal. Cuando quiso recuperar el dinero, la colega le dijo que no era posible, pero que podía ser copropietaria del consultorio. Aquello fue como una bofetada, pero finalmente accedió. Sin embargo, el local no era suficiente para dos médicos, por lo que trataba a los pacientes más pequeños en las vacaciones en su propia casa, la cual también era pequeña.
  3. Tenía un esposo muy comprensivo, quien como Ingeniero diplomado pudo pagarle su carrera a la paciente y hacerse cargo de la hija cuando la mujer viajaba a Estados Unidos por razones de estudio y para hacer su tesis. Incluso ahora (2005) el marido observó todo con paciencia, pero ya no se podía hablar de una vida familiar. Durante las vacaciones trabajaba como pediatra en su propio apartamento, luego salía a hacer visitas particulares, etc. A lo cual su esposo dijo un día: “Querida esposa, esto ya no puede seguir. Ya no tenemos una vida familiar. Por las tardes esto es un pandemónium. Si quieres seguir con esto, entonces me quiero separar de ti”.

Debido a que amaba mucho a su simpático marido, esto le cayó como una bofetada, sobre todo porque no sabía muy bien qué hacer. Además, tenía miedo que la hija se fuera con el padre, ya que ella no tenía posibilidades de poder mantenerla.

Medio año después obtuvo el diagnóstico.

Ella era muy querida como pediatra, por lo tanto no podía imaginarse renunciar al consultorio que tenía en su casa. Pero al mismo tiempo tampoco quería perder a su amado esposo y amada hija (16). Tomó valor para ir contra sus sentimientos al respecto y le dijo a su esposo: Si no quieres, podemos separarnos. No voy a renunciar a mi consultorio por las tardes. Esto supuso la resolución, ya que el bueno esposo que también amaba mucho a su mujer, cedió finalmente a que el consultorio continuara.

En esta fase pcl reciente, la mama derecha se inflamó más que la izquierda. Tenía las manos calientes, buen apetito y subió unos cuantos kilos. Pero entonces cometió una tontería.

En contra del consejo de una terapeuta de la Germánica, cometió el error de viajar con su esposo a la India estando ella en plena fase pcl, algo a lo que casi no sobrevive. Presentó diarrea, fiebre y otros síntomas de “enfermedad” (vómitos, cólicos, etc.). A duras penas logró soportar el vuelo de regreso y luego permaneció en su casa casi como una inválida. El diagnóstico del médico: bacilos de la India.

Después se enteró que durante ese tiempo su amiga del consultorio comunitario había fallecido por “cáncer al estómago” con tratamiento de quimioterapia. La muerte de su amiga la sorprendió mucho, puesto que ella pensaba que sobreviviría. Ella misma que entendía muy poco de la Germánica, le había contado un poco sobre la Germánica a su amiga, pero su colega no entendía la Germánica en lo absoluto.

Unas pocas semanas después del viaje a la India volvió a retomar su consultorio a pesar de las protestas del esposo. Durante este tiempo, la mama derecha era significativamente más pequeña que la otra, es decir, se estaba encogiendo.

Luego le diagnosticaron “cáncer de conductos galactóforos”, mejor dicho un SBS de conductos galactóforos. Pero hizo caso omiso de este diagnóstico. Un signo del conflicto resuelto de miedo al cáncer fue un quiste branquial en el cuello.

A continuación, cometió el siguiente error: le contó a la terapeuta de la Germánica que había encontrado algo maravilloso: las constelaciones familiares de Hellinger, a lo que yo denomino “los striptease familiares de Hellinger”. Eso era lo que quería combinar con la Germánica, a la que por supuesto ella no había entendido. A la terapeuta le dijo muchas veces, casi como si ella misma quisiera convencerse: “Tengo un muy buen esposo, no puede haber ninguna separación”.

La terapeuta intentó hacerla desistir de su idea de asistir a esos estúpidos striptease familiares de Hellinger, pero la paciente no cedió. Finalmente, durante el striptease familiar sucedió una catástrofe: un tonto participante le dijo que su “cáncer de mama” (correctamente: conflicto de separación de la pareja en fase ca) había sido provocado porque alguien en su familia le había hecho algo muy malvado o muy malo. La pediatra (paciente) quedó destruida.

Comenzó a pensar constantemente quién pudo haber sido y qué pudo haberle hecho. ¡Ridículo!

Unas semanas después la llamó la terapeuta de la Germánica y la paciente le contó que había encontrado ahora sí el tratamiento perfecto, “la Biología total”. Justo en aquel momento se iba a un seminario. Esta gente le había prometido que le dirían como solucionar su conflicto. Esta gente la había convencido a participar de un tratamiento de hambre.

Después de dos meses de este tratamiento, la paciente estaba totalmente debilitada y era sólo pellejo y huesos. La gente de la biología total le había dicho que, “¡tenía que hacer morir de hambre al cáncer!”.

Luego de aquello tuvo que ser hospitalizada, donde le aplicaron morfina.

No podemos más que entristecernos cuando reflexionamos que lo único que tenía era un escirro en los conductos galactóforos y que ella no tenía que haber muerto.

Nota: Caso descrito por el Dr. Hamer en su libro “Brustkrebs. Der häufigste Krebs bei Frauen?” (Cáncer de mama. ¿El cáncer más común en las mujeres?)

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